Basílica de San Juan de Dios, Granada
El interior de la Basílica de San Juan de Dios, en Granada, es un auténtico espectáculo del barroco andaluz, concebido para maravillar al visitante desde el primer momento. Tras cruzar la portada, el templo se abre en una única nave amplia, cubierta por una bóveda profusamente decorada con relieves dorados, frescos y motivos alegóricos que guían la mirada hacia el altar mayor.
El conjunto está pensado como un gran escenario de luz y color. Mármol, madera tallada y pan de oro se combinan en cada rincón, creando un espacio vibrante y solemne. Destacan las capillas laterales, donde se custodian imágenes religiosas y relicarios enmarcados por retablos de gran riqueza ornamental.
El gran protagonista es el camarín donde se conserva el arca con las reliquias de San Juan de Dios, fundador de la orden hospitalaria y patrón de Granada. Este espacio, situado tras el altar mayor, es uno de los mejores ejemplos de camarín barroco en España, recubierto de estucos, espejos, columnas salomónicas y esculturas que exaltan la figura del santo.
El recorrido por la basílica permite apreciar también la cúpula, adornada con frescos que representan escenas de la vida y milagros de San Juan de Dios, así como una impresionante colección de orfebrería y objetos litúrgicos que recuerdan la devoción hacia él.
Construida en el siglo XVIII por la Orden Hospitalaria, la basílica no solo es un templo, sino un monumento a la vida del santo y a la grandeza del barroco granadino, donde espiritualidad y arte alcanzan su máxima expresión.