Iglesia de San Bartolomé, Logroño

La iglesia de San Bartolomé es el templo más antiguo conservado en Logroño y uno de los ejemplos más notables de la arquitectura medieval riojana. Se levanta junto a lo que fue un acceso de la muralla de la ciudad, recordando el papel defensivo y estratégico que tuvo la villa en el Camino de Santiago.

Su construcción comenzó en el siglo XII en estilo románico, aunque pronto se incorporaron elementos góticos que le confieren un carácter mixto. La portada es una de sus joyas: un auténtico retablo en piedra que narra escenas de la vida y martirio de San Bartolomé, con un detallismo que refleja la influencia del arte francés en tierras riojanas. Este acceso monumental servía también como catequesis visual para los peregrinos y vecinos de la ciudad.

El interior presenta una nave única amplia, cubierta con bóvedas de crucería gótica. En sus capillas y altares se conservan restos de retablos, esculturas y piezas artísticas de distintas épocas que muestran la evolución histórica del templo. La torre, levantada en el siglo XVI tras el derrumbe de la anterior, combina piedra y ladrillo en un estilo sobrio pero elegante, y se ha convertido en un símbolo del perfil urbano de Logroño.

Durante siglos, la iglesia de San Bartolomé fue también cementerio parroquial y lugar de acogida para los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago hacia Compostela. Su emplazamiento y su historia la convierten en testimonio vivo de la importancia de Logroño como cruce de caminos y enclave cultural.

Hoy, además de ser un espacio de culto, es un monumento de gran valor histórico y artístico, que invita a adentrarse en el corazón medieval de la ciudad y en la memoria del Camino.

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