Parador de Alarcón, Cuenca
El castillo de Alarcón tiene una historia larga y fascinante que marca el carácter del actual Parador. Fue construido en el siglo VIII por los árabes como fortaleza defensiva aprovechando el meandro del río Júcar, que lo rodea casi por completo y lo convierte en un lugar naturalmente inexpugnable.
Durante la Reconquista, en el siglo XII, pasó a manos cristianas bajo el reinado de Alfonso VIII, tras un asedio que convirtió al castillo en una pieza clave en el control de la frontera. A partir de entonces fue reforzado y ampliado, con murallas, torres y un recinto que protegía toda la villa.
En los siglos posteriores, el castillo fue residencia de nobles y escenario de episodios históricos ligados a la nobleza castellana. Con el tiempo perdió su función militar, pero se mantuvo como símbolo de poder y centro de la vida local.
Hoy, restaurado y convertido en Parador, conserva su torre del homenaje, sus murallas y su atmósfera medieval, ofreciendo al visitante la oportunidad de alojarse en un lugar que combina siglos de historia con el paisaje único del Júcar.