Calleja de las Flores, Córdoba

La Calleja de las Flores es uno de los rincones más pintorescos y fotografiados del casco histórico de Córdoba. Se trata de una estrecha callejuela empedrada que desemboca en una pequeña plaza adornada con macetas rebosantes de geranios, claveles y buganvillas, creando una explosión de color que contrasta con el blanco encalado de las paredes.

Lo que hace especial a este lugar no es solo su belleza, sino también la perspectiva única que ofrece: desde el final de la calleja se obtiene una de las vistas más célebres de la ciudad, con la torre de la Mezquita-Catedral enmarcada entre las casas tradicionales. Esa imagen, que combina la arquitectura islámica monumental con la intimidad de la Córdoba popular, se ha convertido en un símbolo de la ciudad.

El entorno de la calleja refleja la esencia del barrio de la Judería, con su trazado medieval de calles estrechas, pasajes y patios interiores. Estas calles nacieron para adaptarse al clima, buscando sombra y frescor, y hoy conservan el encanto de siglos pasados. El visitante puede perderse en sus recovecos, descubrir talleres artesanales y pequeñas tiendas de recuerdos que mantienen la tradición de este barrio.

La plaza que corona la calleja alberga una fuente sencilla y tranquila, rodeada de casas con balcones de hierro forjado y fachadas adornadas con flores. Este rincón ha sido desde hace tiempo un lugar de encuentro y de disfrute del ambiente cordobés, especialmente durante mayo, cuando los patios y calles de la ciudad se visten de fiesta.

La Calleja de las Flores es, en definitiva, un pequeño rincón cargado de historia y encanto, donde se resume el carácter íntimo, popular y monumental de Córdoba, y donde cada visitante encuentra una de las estampas más inolvidables de su viaje.

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