Catedral de Santa María y San Julián de Cuenca

La Catedral de Santa María y San Julián de Cuenca es uno de los grandes símbolos de la ciudad y un ejemplo único de la transición del románico al gótico en la península ibérica. Su construcción comenzó a finales del siglo XII y ofrece una fachada monumental que sorprende por sus formas verticales y su juego de luces y sombras.

En el interior, el visitante descubre un espacio lleno de contrastes, con capillas de distintas épocas, vidrieras que bañan la nave en tonos de color y una sensación de recogimiento que invita a la contemplación. Destacan el coro tallado, el claustro y el Arco de Jamete, una auténtica joya del renacimiento.

La catedral alberga también un museo con una valiosa colección de arte sacro, pinturas, esculturas y piezas de orfebrería, que enriquecen aún más la experiencia de la visita.

Ubicada en pleno casco histórico, muy cerca de las famosas Casas Colgadas y de la Plaza Mayor, la Catedral de Cuenca es un lugar imprescindible para comprender la historia, el arte y el espíritu de la ciudad.

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